¡VIVA LA LIBERTAD, CARAJO!
Pedro Sánchez y Javier Milei estuvieron en el último Foro de Davos defendiendo maneras muy diferentes de gobernar en función al concepto de libertad de filosofías económicas muy diferentes. El Loco Milei es hayekiano y libertario. El Bello Sánchez es keynesiano y socialdemócrata.
Milei empezó diciendo que ‘Occidente está en peligro’ y prosiguió advirtiendo cómo a su manera de ver ‘en todo el mundo los líderes que deben defender los valores del capitalismo asumen una visión que conduce al socialismo y la pobreza. Los principales líderes del mundo han abandonado la libertad por el llamado colectivismo que es la causa de los problemas’.
El diagnóstico de Sánchez es muy diferente. Sánchez en Davos agarró la bandera del keynesianismo y destacó las disfunciones de los mercados desregulados además de reivindicar los logros de la socialdemocracia. Dicen sus críticos que el 'Perro Sanxe' es un dictador sin escrúpulos y el peor presidente de la historia de España, pero hay que reconocer que tiene buena planta, que habla bien el inglés, y que defiende ideas muy sensatas.
‘No nos traguemos los viejos postulados neoliberales que presentan al Estado como un ente puramente extractivo que no genera valor, o que afirman que la única responsabilidad de las empresas es aumentar los beneficios de sus accionistas’, dijo el presidente español ante una audiencia conformada mayoritariamente por empresarios. ‘Se ha demostrado que estas ideas son erróneas. Ustedes lo saben. Ustedes saben que las empresas necesitan a los gobiernos para innovar y crecer’.
El pulso entre Sánchez y Milei es el último episodio de la apasionante y larga historia que cuenta Nicholas Whapshott en un magnífico ensayo: Keynes vs Hayek: ‘El choque que definió la economía moderna’ (‘Keynes Vs Hayek: ‘The Clash that Defined Modern Economics’, 2012).
Milei empezó diciendo que ‘Occidente está en peligro’ y prosiguió advirtiendo cómo a su manera de ver ‘en todo el mundo los líderes que deben defender los valores del capitalismo asumen una visión que conduce al socialismo y la pobreza. Los principales líderes del mundo han abandonado la libertad por el llamado colectivismo que es la causa de los problemas’.
El diagnóstico de Sánchez es muy diferente. Sánchez en Davos agarró la bandera del keynesianismo y destacó las disfunciones de los mercados desregulados además de reivindicar los logros de la socialdemocracia. Dicen sus críticos que el 'Perro Sanxe' es un dictador sin escrúpulos y el peor presidente de la historia de España, pero hay que reconocer que tiene buena planta, que habla bien el inglés, y que defiende ideas muy sensatas.
‘No nos traguemos los viejos postulados neoliberales que presentan al Estado como un ente puramente extractivo que no genera valor, o que afirman que la única responsabilidad de las empresas es aumentar los beneficios de sus accionistas’, dijo el presidente español ante una audiencia conformada mayoritariamente por empresarios. ‘Se ha demostrado que estas ideas son erróneas. Ustedes lo saben. Ustedes saben que las empresas necesitan a los gobiernos para innovar y crecer’.
El pulso entre Sánchez y Milei es el último episodio de la apasionante y larga historia que cuenta Nicholas Whapshott en un magnífico ensayo: Keynes vs Hayek: ‘El choque que definió la economía moderna’ (‘Keynes Vs Hayek: ‘The Clash that Defined Modern Economics’, 2012).
Milei y Hayek.
Friedrich August Von Hayek nació en Viena en 1899 y se hizo famoso a raíz de la publicación de ‘El camino a la servidumbre’ (‘The Road to Serfdom’) libro de 1944 donde explica cómo la socialdemocracia tiende inevitablemente al totalitarismo.
Para Hayek tanto el comunismo como el socialismo son por igual retoños del colectivismo y al final acaban ambos en situación de dictadura totalitaria con su Gran Hermano orwelliano y su Policía del Pensamiento.
Cuando a Hayek en una de sus últimas entrevistas le hablaron del éxito indiscutible de Suecia y otros países como ejemplos de socialismo democrático se quedó mudo, pero son muchos los políticos e incluso los intelectuales que siguen considerando al socialismo por muy democrático que sea como un enemigo del libre comercio y la libre empresa tan peligroso para las libertades ciudadanas como el sistema comunista.
Milei se peinó como nunca en Davos para denunciar a los ojos de Occidente que el globalismo y la Agenda 2030 nos llevan al colectivismo por la vía del socialismo. ‘¡Viva la libertad, carajo! gritó también en Davos Milei y lo gritan con entusiasmo en España no solo los líderes de VOX sino hasta Esperanza Aguirre e Isabel Díaz Ayuso.
En el mismo error cayeron Dragó, Escohotado, y otros cuantos viejos comunistas enemigos del Estado. El error hayekiano de confundir un Estado Social Democrático y Transparente al estilo de los países nórdcicos con el Estado Social-Comunista Totalitario, el error de creer que todo Estado dispuesto a redistribuir la riqueza nacional vía impuestos y programas sociales es un enemigo del comercio tan despiadado como el comunismo, principal teoría de Hayek, a quien venera el Loco Milei.
Javier Milei es un buen lector de ensayos, todos ellos de economistas e intelectuales que van desde el neoliberalismo de Milton Friedman al anarco-capitalismo de Murray Rothbard pasando por todos los discípulos de la Escuela Austriaca de Economía con Ludwig Von Mises a la cabeza y otros muchos autores de otras muchas subescuelas de la larga estirpe intelectual de los enemigos del Estado.
Finalmente Milei coincide con el sector más visceral de la derecha y con los conspiracionistas de la extrema derecha en su obsesiva batalla contra la ingeniería social que supuestamente han puesto en marcha las élites socialcomunistas mundiales capitaneadas por George Soros.
¡Viva la libertad, carajo! es el grito de quienes no saben diferenciar entre el Estado Social, herramienta de los ciudadanos imprescindible para garantizar la Justicia Social, y el Estado Totalitario que extrae la riqueza del pueblo. ¡Viva la libertad, carajo! es el grito de quienes creen que el socialismo democrático es el camino a la servidumbre colectivista.
Los cuatro perros de Milei (clonados del difunto Conan, el mastín con el que dice hablar desde el más allá) llevan por nombres Robert, Lucas, Milton, y Murray, en homenaje a algunos de los principales ídolos y referentes del presidente argentino (Robert Lucas, Milton Friedman y Murray Rothbard), todos unidos en una misma idea principal: que el comunismo y el socialismo son la misma mierda.
Ludwig Von Mises, el maestro de Hayek y de tantos otros economistas e intelectuales estatofóbicos, consideraba utópico el ideal de la ‘justicia social’. '¡Qué es eso de la justicia social!' clamaba Von Mises, que además de afirmar con rotundidad que 'no existen las terceras vías entre el capitalismo y el comunismo', recomendó a los economistas que no se preocupen por la felicidad de los trabajadores sino exclusivamente por su productividad.
Otro de los ídolos de Milei, por algo lleva el nombre de uno de sus perretes, es el famoso Milton Friedman, más moderado que sus colegas, un poco menos estatofóbico, pero libertario a fin de cuentas, por algo negaba la idea de bien común además de afirmar que el único objetivo y la única responsabilidad de una empresa capitalista es obtener altos beneficios económicos para sus accionistas.
A través de toda esta estirpe de mastuerzos ilustrados se sigue trasmitiendo de generación en generación la ridícula idea infantil de pensar que todo lo que hacen los empresarios privados es maravilloso mientras cualquier intervención estatal nos conduce inevitablemente al apocalipsis social, la ruina económica, y el totalitarismo político.
Keynes y Sánchez.
John Maynard Keynes nació en 1883 en Cambridge y formó parte del Círculo de Bloomsbury, un grupo de intelectuales y artistas que en 1907 empezó a juntarse en la casa londinense de Virginia Wolf, ubicada en el barrio de Bloosmbury, cerca del Museo Británico.
Además de practicar el amor libre los bloomsburitas centraron sus actividades artísticas e intelectuales en la rebeldía contra la hipocresía victoriana que dominaba todos los ámbitos de la vida en la moralista Inglaterra de primeros del siglo XX.
El principal referente moral de Keynes fue el filósofo George Edward Moore, autor de ‘Principia Ethica’ (1903). Keynes consideraba que la economía solo tenía valor dentro del contexto más amplio de la Filosofía Moral. Para Keynes ‘lo importante no es la economía sino el amor, la belleza, y la verdad’.
Según Keynes ‘el buen economista debe tener en cuenta que ningún aspecto de la naturaleza del hombre y sus instituciones puede quedar fuera de su entendimiento’.
Para Keynes los grandes retos y problemas macroeconómicos se explican no tanto por la vía de los números como a través de los ‘espíritus animales’ que se ocultan tras las cifras de nuestros gastos e ingresos monetarios y patrimoniales.
Keynes se convirtió en el economista más famoso de su época una vez que la Gran Depresión demostró fallidas las teorías de los partidarios del liberalismo económico que por entonces se conocía en los círculos mediáticos, políticos y académicos, como ‘laisez faire’.
Su principal obra se titula ‘Teoría general del empleo, el interés y el dinero’ (‘The General Theory of Employment, Interest and Money’, 1936) y es libro de culto para quienes defienden el imprescindible papel que el Estado debe ejercer para corregir los abusos y disfunciones del Mercado.
Milei está convencido de que todos los males de la Argentina son resultado de las políticas peronistas-socialistas. Además cree que ‘vamos a ganarle la guerra cultural a esos zurdos hijos de tres mil putas porque somos superiores productivamente y estéticamente’.
Sánchez por su parte piensa que el Estado Social al estilo keynesiano debe ser el eje por donde giren sus políticas económicas. Más allá del debate jurídico en torno a las atrevidas y discutibles leyes de Sánchez en ámbitos culturales y territoriales (amnistía, sí es sí, ley trans) lo mejor de su Gobierno ha sido el tándem formado por Yolanda Díaz en el Ministerio de Trabajo, y Nadia Calviño al frente del Ministerio de Economía.
Gracias a Yolanda Díaz han mejorado las condiciones laborales y salariales de los trabajadores, gran asignatura pendiente en España, mientras Nadia Calviño se ha encargado de cuadrar las cuentas y garantizar el visto bueno de los mercados y la Unión Europea.
Más allá de lo que ambos puedan lograr en la práctica de la real-politik, el Loco Milei y el Bello Sánchez defienden claramente dos conceptos diferentes de libertad en el último capítulo de una vieja historia que se remonta al origen del capitalismo y de la que habla Nicholas Whapsott en 'Keynes vs Hayek'.
Es la larga historia del debate entre la visión de la libertad como forma de atar a la sociedad a un sistema social-darwinista de la supervivencia de los más aptos donde no existen ni el Estado Social ni el Bien Común, y la visión de la libertad resultante de una vida digna protegida por los ideales de la Justicia Social y el Estado del Bienestar.
Además de practicar el amor libre los bloomsburitas centraron sus actividades artísticas e intelectuales en la rebeldía contra la hipocresía victoriana que dominaba todos los ámbitos de la vida en la moralista Inglaterra de primeros del siglo XX.
El principal referente moral de Keynes fue el filósofo George Edward Moore, autor de ‘Principia Ethica’ (1903). Keynes consideraba que la economía solo tenía valor dentro del contexto más amplio de la Filosofía Moral. Para Keynes ‘lo importante no es la economía sino el amor, la belleza, y la verdad’.
Según Keynes ‘el buen economista debe tener en cuenta que ningún aspecto de la naturaleza del hombre y sus instituciones puede quedar fuera de su entendimiento’.
Para Keynes los grandes retos y problemas macroeconómicos se explican no tanto por la vía de los números como a través de los ‘espíritus animales’ que se ocultan tras las cifras de nuestros gastos e ingresos monetarios y patrimoniales.
Keynes se convirtió en el economista más famoso de su época una vez que la Gran Depresión demostró fallidas las teorías de los partidarios del liberalismo económico que por entonces se conocía en los círculos mediáticos, políticos y académicos, como ‘laisez faire’.
Su principal obra se titula ‘Teoría general del empleo, el interés y el dinero’ (‘The General Theory of Employment, Interest and Money’, 1936) y es libro de culto para quienes defienden el imprescindible papel que el Estado debe ejercer para corregir los abusos y disfunciones del Mercado.
Milei está convencido de que todos los males de la Argentina son resultado de las políticas peronistas-socialistas. Además cree que ‘vamos a ganarle la guerra cultural a esos zurdos hijos de tres mil putas porque somos superiores productivamente y estéticamente’.
Sánchez por su parte piensa que el Estado Social al estilo keynesiano debe ser el eje por donde giren sus políticas económicas. Más allá del debate jurídico en torno a las atrevidas y discutibles leyes de Sánchez en ámbitos culturales y territoriales (amnistía, sí es sí, ley trans) lo mejor de su Gobierno ha sido el tándem formado por Yolanda Díaz en el Ministerio de Trabajo, y Nadia Calviño al frente del Ministerio de Economía.
Gracias a Yolanda Díaz han mejorado las condiciones laborales y salariales de los trabajadores, gran asignatura pendiente en España, mientras Nadia Calviño se ha encargado de cuadrar las cuentas y garantizar el visto bueno de los mercados y la Unión Europea.
Más allá de lo que ambos puedan lograr en la práctica de la real-politik, el Loco Milei y el Bello Sánchez defienden claramente dos conceptos diferentes de libertad en el último capítulo de una vieja historia que se remonta al origen del capitalismo y de la que habla Nicholas Whapsott en 'Keynes vs Hayek'.
Es la larga historia del debate entre la visión de la libertad como forma de atar a la sociedad a un sistema social-darwinista de la supervivencia de los más aptos donde no existen ni el Estado Social ni el Bien Común, y la visión de la libertad resultante de una vida digna protegida por los ideales de la Justicia Social y el Estado del Bienestar.